Gráfico del Sagrado Corazón de Jesús con marco

En el centro del gráfico se representa de forma prominente el Sagrado Corazón de Jesús, símbolo central de la devoción católica al amor divino:
El corazón aparece anatómicamente delineado en rojo oscuro, envuelto por una corona de espinas, símbolo del sufrimiento de Cristo.
Desde la parte superior del corazón, brotan llamas ardientes coronadas por una pequeña cruz negra, representando el amor divino y el sacrificio redentor.
El corazón está herido por una lanza, con sangre goteando, evocando la pasión de Cristo y la herida infligida en la crucifixión.

Elementos simbólicos alrededor:

El corazón está rodeado por una estructura circular tipo reloj de 12 horas, que contiene los nombres de distintos grupos celestiales y figuras santas, como una corona simbólica de doce estrellas:
1. Los Ángeles
2. Los Arcángeles
3. Los Principados
4. Las Potestades
5. Las Virtudes
6. Las Dominaciones
7. Los Tronos
8. Los Querubines
9. Los Serafines
10. Los Justos
11. San José y los Santos
12. Con la Sma. Virgen

Texto destacado:

En la parte superior:
“VIVA + JESÚS”

Al pie de la imagen:
“Quiero formar en torno de mi CORAZÓN una corona de doce estrellas compuesta de mis más amados y fieles siervos.”
(Ntro. Sr. a la Bta. Margarita María)
Debajo del todo, en rojo:
“EN TODOS LOS LUGARES DONDE SE EXPONGA Y VENERE ESTA IMAGEN, ATRAE-RÁ TODA CLASE DE BENDICIONES.”
(Nuestro Señor a la Beata Margarita María)

Institución mencionada:

Archicofradía de la Guardia de Honor, una organización católica devocional dedicada a rendir adoración al Sagrado Corazón de Jesús por medio de la reparación espiritual y la oración.

Esta estampa pertenece al movimiento de espiritualidad católica centrado en la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, muy difundido a partir de las revelaciones privadas a Santa Margarita María de Alacoque en el siglo XVII. La Archicofradía de la Guardia de Honor, fundada en Francia, promovía la adoración continua a través del “reloj de la guardia”, como se representa en esta estampa.

Estas piezas eran distribuidas en conventos, parroquias y hogares devotos. Su simbolismo, iconografía y asociación con indulgencias o promesas espirituales las convierten en objetos de valor devocional, histórico y artístico.